Puede que estés sufriendo estrés
¿Qué es el estrés?
El estrés es un proceso de activación del organismo para adaptarse a las exigencias del entorno. Es una respuesta natural del cuerpo ante un cambio.
¿Entonces, por qué se convierte el estrés en nocivo?
Todos tenemos un límite hasta el que la adaptación es tolerable y favorable, pero cuando sobrepasamos ese límite de tolerancia, aparece la sensación de amenaza y se activan los mecanismos de alarma, que producen cambios fisiológicos en el organismo, encaminados a responder ante el peligro con la lucha o el escape.
Es un sistema diseñado para afrontar situaciones de emergencia puntuales y cuando la exigencia ha terminado, el organismo recupera la calma, y puede dedicarse al autocuidado.
¿Pero qué pasa cuando la situación amenazante se repite día tras día?
Las alarmas saltan con demasiada frecuencia y no hay momentos posteriores que permitan al cuerpo recuperarse. El organismo entra en tensión crónica, que se manifiesta a nivel físico (tensión muscular, hipertensión, alteraciones del ritmo cardíaco, o problemas digestivos) a nivel emocional (ansiedad, angustia, irascibilidad o tristeza) así como a nivel cognitivo (dificultad para centrarse, falta de memoria o alteraciones del sueño).
Denominamos distrés o eutrés en función de que se sobrepasen o no estos límites de tolerancia y se perciba la exigencia externa como agradable o desagradable.
¿Cómo podemos tratar el estrés para no llegar a estos extremos?
Si los problemas vienen de la excesiva activación de ciertos mecanismos, lo lógico será ayudar al cuerpo a desactivarlos y recuperar niveles normales de funcionamiento. ¿Cómo lo conseguimos? En consulta vamos a seguir unos pasos:
1. Identificaremos el estado de estrés o ansiedad.
A veces no somos conscientes de estar viviendo en un estado de sobreactivación, porque generalmente no nos instalamos ahí de un día para otro, sino que es una forma de estar a la que nos vamos acostumbrando paulatinamente. Nos vamos “cocinando a fuego lento” y no solemos entenderlo como una perturbación pasajera, sino que lo identificamos como la propia vida.
Por lo tanto, lo primero que necesitamos es tomar conciencia de que éste no es un estado natural, sino que lo natural es estar bien.
2. Vamos a neutralizar el estado de estrés y ansiedad
Lo importante ahora es rebajar los niveles de activación, y aprender a hacerlo por ti mismo, a demanda, cuando lo necesites. Dejamos para más tarde analizar los estresores. Ser capaces de autorregularnos es la prioridad, y lo vamos a hacer mediante técnicas de relajación y respiración.
3. Identificaremos los estresores
Una vez que tenemos las herramientas para sobreponernos a este estado generalizado de sobreactivación, nos va a ser más fácil identificar cuáles son las causas que lo activan, que no siempre son evidentes. Necesitamos conocer las causas de nuestro malestar, para después aplicar soluciones.
4. Aplicaremos soluciones
El trabajo serán distinto en función del origen del estrés:
Si nos encontramos ante estresores externos (amenazas reales, o exigencias del entorno para las que realmente no tenemos recursos suficientes), puede ser que:
- Sean modificables, y en este caso veremos qué cambios puedes hacer para evitarlos o aminorarlos.
- No sean modificables, y buscaremos que puedas acomodarte a lo inevitable haciéndolo lo más llevadero posible o incluso en algunas ocasiones sacar provecho de la situación.
Si los estresores son internos, es decir, es tu manera de manejar las circunstancias y no tanto las propias circunstancias, la causa real de tu estrés (pensamientos catastrofistas, obligaciones autoimpuestas, autoexigencia, culpabilización o autocrítica), trabajaremos encontrando formas más saludables de afrontar esas u otras situaciones.
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