Imagina que los compañeros de trabajo se han ido de cañas y se han olvidado de avisaros a ti y a tu compañera.
Tu compañera no se preocupa demasiado, piensa: “Ah! Se les ha olvidado. No pasa nada, nos pasamos por allí cuando acabemos, a veces también nosotras nos hemos olvidado de avisar”.
En cambio a ti, te molesta muchísimo, planeas venganza, ya no tienes ganas de tomarte esa cerveza y mucho menos con los que se han olvidado de invitarte.
O bien, sientes un profundo dolor, una sensación de abandono que oscurece todo tu paisaje, te sientes insignificante y no lloras porque te da vergüenza, porque te das cuenta de que no es para llorar, pero ganas te quedan…
Cuando detectamos una situación o un tipo de situaciones que nos resultan especialmente dañinas podemos investigar en consulta cuándo te has sentido así en el pasado. Muchas veces encontramos sucesos de la infancia que nos hicieron sentir de la misma manera, sucesos que nos hicieron daño y no fuimos capaces de “digerir” correctamente.
En este ejemplo podría ser aquella vez que a tu amiga de la infancia y a ti no os invitaron al parque de atracciones y te llevaste una gran decepción. Puede que tu amiga en la actualidad ni recuerde aquello, pero para ti fue tan doloroso que no lo encajaste, se quedó ahí, como enquistado, aunque de vez en cuando el dolor se reaviva.
Reprocesar ese recuerdo en la actualidad con EMDR te permitirá reaccionar ante estas situaciones de una manera proporcionada, sin la influencia de esa “mochila” del pasado.