Muchos de los conflictos de pareja no llegarían a ser conflictos si hubiera una buena relación con el PRIMER AMOR. Y no, no me refiero a la primera persona de la que te enamoraste, sino a la persona más importante de tu vida: TÚ mism@.
Los mejores cimientos de una relación tienen que ver más contigo y con tu propia autoestima que con tu pareja.
Cuando no nos queremos a nosotros mismos, nuestra falta de confianza puede estropear una relación. Por ejemplo podemos llegar a ser más susceptibles e interpretar ofensas donde hay hechos fortuitos. Podemos confundir indiferencia con animadversión, percibir agravios comparativos o deducir que un despiste es un signo de que la persona objeto de tu amor ya no se interesa por ti.
El amor puede reconducir estas interpretaciones, a través de una buena y franca comunicación, pero esa franca comunicación requiere no tener miedo a mostrarse uno como es, y para ello, es fundamental amarse uno mismo.
¿Cómo podemos amarnos más? Dicen que “conocer es amar”, y en pocos casos es tan aplicable este adagio como en el conocimiento de uno mismo.
Y el autoconocimiento llega desde la mirada hacia el interior, desde la comprensión que se produce cuando te dedicas unos minutos al día a observar qué está ocurriendo en tu mente, qué sientes, o cómo está tu cuerpo, y desde ahí, es más fácil ser compresivo y amoroso con uno mismo, y desde ahí, podemos serlo también con los demás.
En el día del amor…ámate a ti mism@