Los términos eutrés y distrés se refieren a dos modos en los que estrés repercute en la sensación de malestar y  en el rendimiento en la adaptación al estresor.

Cuando nos enfrentamos a una tarea o a una situación que requiere un esfuerzo de adaptación por nuestra parte, pueden darse dos situaciones:

 En el primer caso, la exigencia externa es asumible, nos sentimos capaces y con recursos suficientes para manejar la situación o acometer la tarea, y el efecto del estrés es la movilización de estos recursos. En este caso el estrés es motivante:  nos da energía, nos enfoca en la tarea, y el rendimiento mejora. Las emociones son positivas. Nos sentimos energizados, es lo que se conoce como eutrés.

En el segundo caso, cuando valoramos que nuestras capacidades o recursos son insuficientes o ineficaces para afrontar la nueva situación, nos sentimos amenazados y esto dispara la respuesta de lucha o huida. Si esta exigencia del medio es sostenida en el tiempo, se producen cambios en los sistemas de activación que llevan a una fase de agotamiento, afectando al funcionamiento normal del cuerpo y generando problemas de salud. En este caso se habla de distrés.

El rendimiento es muy distinto en uno y otro modo, mientras que en el modo eutrés podemos poner en juego todo nuestro potencial, y somos capaces de superarnos a nosotros mismos, en el caso del distrés nos bloqueamos, nos paralizamos, tenemos problemas de concentración y de memoria y  por tanto, nuestro rendimiento decae por debajo de la normalidad. Que se desencadene Distrés no se debe necesariamente a situaciones peligrosas, puede estar desencadenado por una situación nueva y distinta, pero agradable, o elegida, (como puede ser preparar tu boda).

Por otra parte, la misma situación puede ser percibida como amenazante por unas personas, y como motivante para otras.

Es decir, que se perciba como eutrés o distrés, no tiene que ver sólo con las características de la situación estresante, y tampoco con los recursos reales de la persona para afrontar esa situación, sino con la sensación de tener los recursos suficientes para afrontarla (aunque realmente no contemos con ellos).

Es decir que es la combinación de estresor y percepción de capacidad para asumirlo lo que deriva en una u otra forma de estrés.

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